Testigos de Jehová

Pregunta:

¿Quiénes son los 144.000?

Respuesta:

La primera referencia a los 144.000 sellados se encuentra en Apocalipsis 7:1-8. Debemos recordar que esta visión está relacionada siempre con la revelación del sexto sello en los versículos anteriors, es decir con el anuncio del gran día de la ira del Cordero que vena contra los perseguidores de Su pueblo y sobre el mundo en general. Más exactamente está relacionada con la pregunta: “¿y quién podrá sostenerse en pie?”

Debemos entender primeramente que los cuatro vientos simbolizan el juicio o sea la destrucción que vena en el día de la ira del Cordero. Este uso simbólico de los vientos es común en las profecías del Antiguo Testamento. Hablando de la invasión y destrucción de Jud, el profeta Jeremías declara: “En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar. Viento más vehemente que este vendrá a m; y ahora yo pronunciar juicios contra ellos (Jeremías 4:11,12). En su profecía del día de la ira de Jehová contra la nación de Elam el mismo vocero de Dios predice: “Traera sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y los aventara a todos estos vientos; Y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam” (Jeremías 49:36). Y habla de igual manera acerca de Su juicio contra Babilonia en Jeremías 51:1: “Así ha dicho Jehová: He aquí que yo levanto un viento destruidor contra Babilonia, y contra sus moradores que se levantan contra mí.” Y así al estilo hablan los profetas acerca del día de la ira de Dios contra una nación desobediente y rebelde. Cuando llega el juicio de Dios contra tal nación – soplan contra ella los cuatro vientos – vientos de destrucción enviados por Dios.

El texto en Apocalipsis 7:1-3 especifica que estos vientos estaban prestos para soplar sobre o CONTRA LA TIERRA. Los cuatro ángeles que los tenían habían recibido en ellos el poder de hacer daño a la tierra y al mar. Así que Dios estaba enviando esta tribulación o juicio sobre la tierra por medio de los ángeles y los vientos. No era ningún accidente lo que iba a suceder en la tierra enseguida. Dios había mandado su juicio contra los impíos.

As que tenemos simbolizada una destrucción temporal que vena sobre la tierra. Es la destrucción anunciada en la revelación del sexto sello = la destrucción del gran día de la ira del Cordero contra los perseguidores de Su pueblo. Ahora, considere el LUGAR de esta destrucción. ¿Iba a ser en el cielo o en la tierra? ¿Los vientos iban a soplar contra el cielo o contra la tierra? ¿Los ángeles recibieron el poder de hacer daño a la tierra o al cielo? La respuesta única de la Biblia para todas estas preguntas es claramente LA TIERRA. Esta destrucción iba a suceder en la tierra. Los vientos iban a soplar contra la tierra. Los ángeles habían recibido el poder de hacer daño a la tierra. Y más adelante en Apocalipsis 8:13 cuando se describe este juicio, el texto dice que era contra “los que moran EN LA TIERRA”, pero aclara que incluye “solamente los hombres que NO TUVIERON EL SELLO DE DIOS EN SUS FRENTES” (9:4). Entonces, lógica y bíblicamente, los siervos de Dios que fueron sellados en esta visión estaban EN LA TIERRA, NO EN EL CIELO, y estaban EN LA TIERRA DURANTE LA GRAN TRIBULACIÓN que vino sobre la tierra.

La bendición que Dios les promete a ellos no es de levantarlos para que no estén en la tribulación sino de sellarlos y protegerlos en medio de la tribulación. “Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quin podrá sostenerse en pie?” Los 144.000 sellados podrían sostenerse en pie. Esta es la promesa consoladora que Dios presenta a Su pueblo en esta visión.

Así que aquellos hombres que interpretan los 144.000 sellados como un grupo selecto de entre los siervos de Dios que van a heredar el cielo tienen que buscar otro texto para apoyar sus enseñanzas falsas porque este texto coloca a los 144.000 sellados EN LA TIERRA. Sí, EN LA TIERRA. NO HAY NINGUNA MENCIÓN de este grupo en el cielo sino en la tierra. Estaban en la tierra donde vena el juicio de Dios y en medio de este juicio ellos son los únicos que podan sostenerse en pie porque antes que viniera recibieron el sello de Dios.

En la revelación del sexto sello tenemos el anuncio del día de la ira del Cordero, pero este juicio y la destrucción que significaba en la tierra son detenidos hasta que los siervos de Dios que estaban en la tierra fueran sellados. “No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, HASTA QUE hayamos sellados en sus frentes a los siervos de nuestro Dios” (Apocalipsis 7:3). Con esto en mente, hay que estudiar el significado del sello que estos siervos de Dios recibieron. Para no exponer puramente opiniones humanas tenemos que acudir una vez más al Antiguo Testamento para la interpretación bíblica de este símbolo.

En Ezequiel capítulo 9 tiene un caso muy semejante. En este capítulo estaba próxima la destrucción de Jerusalén por si infidelidad a Jehová. Pero, por supuesto, siempre había algunos fieles allí. Así que cuando salió la orden de destruir, también salió la orden de NO TOCAR a los fieles. Y estos fieles son designados por medio de una señal que les fue puesto en la frente. La señal en las frentes de los judíos fieles significaba la protección de Dios en la destrucción de Jerusalén cuando llegaron los babilonios cientos de años antes de Cristo. Y el símbolo del sello en la frente del cristiano fiel significaba la protección de Dios cuando el día de la ira del Cordero vino sobre el mundo de los romanos incrédulos. Lea Ezequiel 9:1-6.

Algunos religiosos modernos afirman con aplomo que 144.000 es el número exacto, literal de las personas que irán al cielo. Dicen equivocadamente: “No todos los Testigos de Jehová esperan ir al cielo. Verdaderamente, sólo una porción pequeña, una ‘manada pequeña’, de ellos espera eso (Lucas 12:32). El Todopoderoso Dios, que coloca a todo miembro en su organización como a El le place, ha limitado a 144.000 el número de personas que constituyen el’ cuerpo de Cristo’ cuyos miembros reinarán con Cristo Jesús en el reino celestial de Dios. Sólo un resto pequeño, suficiente para completar cabalmente ese cuerpo, queda ahora sobre la tierra” (Sea Dios Veraz, página 227). Dicen también: “La Biblia predice de manera concluyente que el número final de la congregación celestial será 144.000 de acuerdo con el decreto de Dios” (Sea Dios Veraz, página 135). Continúan los errores: “Los nuevos cielos, serán los nuevos poderes gobernantes celestiales, a saber, el glorificado Señor Jesucristo y su Novia, sus 144.000 discípulos fieles” (Cosas En Las Cuales Es Imposible Que Dios Mienta, página 378). “En la Tierra hoy día solo sobrevive un resto de los 144.000 escogidos, quienes son cristianos dedicados, bautizados, engendrados por el espíritu de Jehová Dios para ser coherederos con Su Hijo Jesucristo en el reino celestial” (Cosas En Las Cuales Es Imposible Que Dios Mienta, página 337). “Los justos que forman la nación espiritual de Dios (el Israel espiritual), la Biblia dice que son ‘aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, que fueron comprados de sobre la tierra’ (Apocalipsis 14:3). Así que de entre el género humano sólo 144.000 personas irán al cielo. Los ‘escogidos’ son los últimos en la tierra que completan el número cabal de 144.000 miembros de la nación espiritual de Dios” (De Paraíso Perdido A Paraíso Recobrado, páginas 189, 190).

Hay abundante evidencia bíblica para RECHAZAR TAJANTEMENTE esta interpretación de los 144.000 sellados y de la herencia eterna en general. Pero quizás la mejor prueba es el propio texto que habla del grupo llamado los 144.000 sellados. Ya notamos en la visión que tuvo el apóstol Juan que los 144,000, no estaban en el cielo sino EN LA TIERRA. No eran santos muertos sino SIERVOS VIVOS en la tierra, en medio de la tribulación del día de la ira del Cordero. Fueron sellados para su protección en medio de la gran tribulación de aquellos días. Lea nuevamente Apocalipsis 7:1-8.

Fíjese bien que el texto mismo nos da la interpretación de este símbolo, como hace frecuentemente en el libro de El Apocalipsis. El símbolo es de 144.000 israelitas. Son 12.000 de cada una de doce tribus. Este es el símbolo: 144.000 israelitas. Pero la interpretación literal que nos presenta el texto es que estos 144.000 israelitas son “LOS SIERVOS DE NUESTRO DIOS”. No son una parte de los siervos de Dios. Son TODOS los que pertenecen al Señor porque le sirven. No hay ninguna idea de algo parcial aquí.

La protección de Dios, representada en el sello, no es para solamente una parte de Sus siervos sino para TODOS. Los 144.000 sellados son TODOS LOS SIERVOS DE DIOS. Esta no es interpretación humana, es revelación divina! ¿Cómo vamos a sacar de este texto que los 144.000 sean la clase celestial de los siervos de Dios? En primer lugar, no están en el cielo sino en la tierra. Y luego, no son una parte de los siervos de Dios. Son todos los siervos de Dios. Son todos los seguidores fieles de Cristo. No hay ninguna diferencia entre unos y otros. Estos son todos los cristianos fieles en la vida terrenal todavía.

No es lógico ni bíblico tomar el número 144.000 literalmente. Desde el primer versículo de El Apocalipsis el Espíritu Santo nos ha aclarado que se trata de un libro de señales y símbolos. Aun aquellos que interpretan literalmente el número de144.000 NO interpretan literalmente otros símbolos del libro ni de esta misma visión. Si fuera literal el número 144.000, ¿por qué no es literal también el sello en las frentes de ellos? ¿Por qué no serían literales los cuatro vientos que iban a soplar sobre la tierra? ¿Por qué no serían literalmente judíos todos los 144.000? ¿Por qué no son vírgenes literales como los describe Apocalipsis 14:4? ¿Por qué no son literalmente 12.000 de la tribu de Jud, doce mil de la tribu de Rubén, y así de cada tribu literal de la nación de Israel? Parece bastante extraño y contradictorio que toman todos los símbolos de esta visión simbólicamente MENOS el símbolo del número: 144.000. Es claro que este número es parte de la visión simbólica y que tiene su significado simbólico.

El número12 representa al pueblo de Dios. Había 12 tribus de Israel en el Antiguo Testamento. También había 12 apóstoles de Jesucristo en el Nuevo Testamento. En este texto las tribus que se mencionan representan el pueblo de Dios. Es interesante que la tribu de Dan se excluye de la lista para que sean exactamente 12 tribus. Está claro que no se trata de la nación literal de Israel sino del pueblo de Dios representado en su número simbólico- el número 12.

El número 1000 también tiene su uso simbólico en la Biblia. Es el número que significa TODO LO QUE HAY DE ALGO. Por ejemplo podemos leer en Salmos 50:10, “Porque mía es TODA bestia del bosque, Y los MILLARES de animales en los collados.” Cuando Jehová dice que suyos son los MILLARES de animales en los collados, está diciendo que TODOS estos animales son suyos. En Salmos 105.8 la Biblia dice, “Se acordó para siempre de su pacto; De la palabra que mandó para MIL generaciones.” Cuando la Palabra dice que Dios se acordó de su Palabra para MIL generaciones, no quiere decir que esta palabra quedó en vigencia por tanto tiempo literalmente. Quiere decir, como ya había dicho anteriormente, PARA SIEMPRE, o sea PARA TODOS LOS AÑOS, PARA TODAS LAS GENERACIONES. Encontramos el mismo caso en Deuteronomio 7:9. En todos estos ejemplos podemos ver que el número mil significa TODO lo que hay de algo. Así que tenemos el número 12 – el número del pueblo de Dios y el número 1000- todo lo que hay de algo (12 tribus x 12.000 en cada tribu = 144.000) simbolizando TODO EL PUEBLO DE DIOS EN LA TIERRA – TODOS LOS SIERVOS DE DIOS.

El mensaje de consuelo para la iglesia del Señor no es que literalmente 144.000 de ellos podrán ir al cielo. Esto no tendría nada que ver con los problemas de aquellos cristianos que primeramente recibieron esta revelación ni con los nuestros. El mensaje es que TODOS LOS SIERVOS DE DIOS, TODO SU PUEBLO, recibirán la protección divina en el día de la ira del Cordero y en cualquiera crisis.

Además de contradecir la clara enseñanza simbólica de la visión de los 144.000 sellados, la doctrina que habla de una esperanza en el cielo para un grupo limitado y otra esperanza en la tierra para el resto de los siervos de Dios contradice otros textos claros que no pueden ser malentendidos. Por ejemplo, la Biblia enseña en Efesios 4:4 que todos los miembros del cuerpo de Cristo, todos los seguidores del Señor tienen UNA MISMA ESPERANZA, la única esperanza que Dios ofrece al ser humana. No hay dos esperanzas para dos diferentes grupos de salvos. Hay un solo cuerpo de Cristo que contiene todos los salvos y una sola esperanza para él. Y es más, esta esperanza no está aquí en la tierra sino en los cielos para todos los que han renacido – todos los salvos (vea I Pedro 1:3,4).

Los religiosos que rechazan esta verdad tratan de probar que hay una división entre los salvos por la declaración de Cristo en Juan 10:16 acerca de “otras ovejas que no son de este redil”. Basándose en este texto dicen que Cristo enseña que tiene dos rediles. Creen que un redil – los 144.000 van al cielo, y que el otro redil – la gran multitud sé quedar en la tierra. Pero si leemos con cuidado la declaración de Cristo, El promete hacer de los dos rebaños UNO SOLO. “Oirán mi voz; y habrá UN rebaño, Y UN PASTOR” (Juan 10!16). Había dos rebaños – los judíos y los gentiles, pero Cristo los unió en uno solo. Mediante la cruz Cristo reconcilió con Dios a ambos EN UN SOLO CUERPO (Efesios 2:14-16). Por tanto, desde la muerte de Cristo en adelante, no son dos rebaños sino UNO SOLO EN CRISTO JESÚS.

Otro texto bíblico que debemos tomar en cuenta para entender más perfectamente el significado de los 144.000 es Apocalipsis 14:1-5. Lea este texto con mucho cuidado.

La distinción marcada que se presenta en este pasaje es entre los que llevaban la marca y el nombre de la bestia en la frente (Apocalipsis 13:14-18) y los que llevaban el nombre de Dios en la frente. Los únicos que eran de Dios y que por tanto gozaban de la protección de Dios eran los 144.000. Si queremos gozar de la bendición de Dios, tenemos que ser uno de ellos. El texto bíblico en Apocalipsis 14:1-5 presenta una descripción adecuada y fácil de entender en términos simbólicos para que podamos identificar fácilmente a los 144.000. Como ya hemos aprendido y queda todavía más claro en este texto, SON EL PUEBLO DE DIOS, EL PUEBLO DE LA VICTORIA, LOS SIERVOS FIELES DE DIOS.

Lo primero que nos revela el texto en cuanto a los 144.00 es que ellos son los “que fueron redimidos de entre los de la tierra” (Apocalipsis 14:3). Son LOS REDIMIDOS, los que Cristo ha libertado del pecado. La humanidad esta dividida en solamente DOS GRUPOS: LOS REDIMIDOS y LOS ESCLAVOS DEL PECADO. “Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34). Ya que todos los hombres han pecado, todos necesitan de un libertador, un redentor. Cristo Jesús ha derramado Su sangre preciosa para hacer posible esta libertad para todos los hombres que la busquen en Él. Es por medio de Su sangre y la limpieza y libertad que recibimos por ella que llegamos a formar parte de los 144.000 que fueron redimidos de entre los de la tierra. Veamos I Pedro 1:18,19. Por supuesto, esta redención no se recibe sin hacer algo. Uno tiene que manifestar fe en el sacrificio de Cristo. A Saulo de Tarso, cuando estaba todavía en la esclavitud espiritual por sus pecados, el mensajero de Dios le exhort: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate y LAVA TUS PECADOS, invocando su nombre” (Hechos 22:16). La sangre de Cristo – el precio para nuestra redención, es aplicada a nosotros cuando por fe en Cristo somos bautizados para perdón de pecados, para lavar nuestros pecados en la preciosa sangre del Cordero. Así que los 144.000 han sido bautizados para perdón de sus pecados. De esta manera han sido redimidos por la sangre de Cristo. Son LOS SALVOS; no algunos de los salvos, sino todos los salvos en Cristo Jesús. No son un grupo especial de entre los salvos. Son todos los que han sido redimidos DE ENTRE LOS DE LA TIERRA.

Cuando el texto dice que fueron redimidos DE ENTRE los de la tierra está expresando la separación de los redimidos en cuanto al mundo y sus pecados. No quiere decir, sin embargo, que habían salido de la tierra. No salieron del mundo literalmente sino que fueron apartados, moral y espiritualmente, para el servicio de Dios. Vea Juan 15:19. Los redimidos ya no son del mundo porque han sido redimidos de entre el mundo para la gloria de Dios. Estos son los 144.000 – los redimidos de Dios. El resto de la humanidad es de este mundo.

Los 144.000 “son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Están libres de impureza espiritual, moral y doctrinal. Hay dos textos en el Nuevo Testamento que nos ayudan a identificar con plena seguridad a estos “vírgenes” simbólicos. Pero debemos recordar que se trata de un SÍMBOLO. Estas personas no son literalmente vírgenes en el sentido físico. La Palabra dice en II Corintios 11:2, “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una VIRGEN PURA a Cristo.” Esta condición de estar dedicado completamente al Señor, de ser desposado con un solo esposo, Cristo Jesús es la que la visión describe con el símbolo de “vírgenes”. Estos vírgenes son la iglesia del Señor representada en su devoción fiel y su pureza en relación con Cristo – el esposo. El símbolo de la iglesia como la esposa – la prometida de Cristo – es común en la Biblia, aun en El Apocalipsis. Vea por ejemplo Efesios 5:25-27. Cristo espera recibirnos santificados, sin mancha ni arruga, como vírgenes, cuando en el día final tomamos nuestro puesto eterno como esposa del Cordero. Si queremos asegurarnos este puesto al lado del Cordero, tenemos que purificarnos para que Él nos reciba en Aquel da. Más adelante en El Apocalipsis se encuentra a “la gran ramera” que participaba en toda clase de inmundicia y que fue destruida por el juicio de Dios por su inmoralidad y desobediencia a la voluntad divina. Pero los 144.000, la iglesia santa de Cristo Jesús, están seguros de la victoria como esposa del Cordero.

Los 144.000 son “los que siguen al Cordero por dondequiera que va” (Apocalipsis 14:4). Son SEGUIDORES o DISCÍPULOS de Cristo. No hay discípulo verdadero que no sigue al Señor Jesucristo por dondequiera que vaya. El supuesto discípulo que reniega seguir a su Señor a alguna parte, no es verdadero discípulo del Maestro. Si solamente seguimos a Cristo cuando estamos de acuerdo o cuando nos es fácil, no nos hemos entregado a El todavía. Si somos discípulos solamente cuando nos parece lo que está haciendo el Maestro, no somos dignos del nombre. Lea Lucas 9:57-62. Son enseñanzas duras, requisitos difíciles de cumplir. Pero este es el costo de ser discípulo de Cristo Jesús. Este es el precio que uno tiene que pagar para ser parte del grupo que simbólicamente se llama los 144.000. ¿Es usted realmente discípulos de Cristo? ¿Está dispuesto a hacer lo que Él pide? ¿Lo sigue por dondequiera que le guie? A esto nos ha llamado. Para esto hemos sido escogidos por Él. No debemos poner pretextos, ni ver problemas para servirle cuando Él nos ordena. Seguir, servir, obedecer – estas son las obras del discípulo. Si uno es realmente discípulo de Cristo, también es uno de los 144.000 – la iglesia verdadera del Señor. Si no, lamentablemente queda fuera de este grupo bendito que está seguro de la salvación eterna y de la protección del Señor en todo momento (Mateo 28:18-20).

Los 144.000 son los que “fueron redimidos de entre los hombres como PRIMICIAS para Dios y para el Cordero” (Apocalipsis 14:4). Esta descripción ha sido mal interpretada y mal aplicada para tratar de apoyar el concepto que estos 144.000 (tomando equivocadamente el número como literal) son un grupo especial escogido para una bendición especial (el cielo) DE ENTRE LOS DEMÁS SIERVOS DE DIOS. Ya que la palabra “primicias” se refiere a los primeros frutos, suponen que estos 144.000 fueron los primeros frutos del evangelio o sea los más importante, los más sagrados y por tanto, los más benditos. Pero el concepto es completamente errado. Las primicias de la cosecha de grano y otros productos fueron las que se ofrecieron a Dios. Con ellas Dios se alegró. Y así es con TODOS los siervos de Dios. Ellos, de entre toda la humanidad, son los hombres que voluntariamente se han ofrecido al Señor para Su servicio y Su gloria. Son como el sacrificio de las primicias de la cosecha en el Antiguo Testamento. Hay varios puntos bíblicos que nos ayudan ver la certeza de esta interpretación en comparación con la idea equivocada que considera a los 144.000 como un grupo selecto de entre todos los salvos.

Lo primero que debemos tomar en cuenta es el hecho que estas almas son las primicias para Dios DE ENTRE LOS HOMBRES. NO son las primicias de entre los salvos. NO son las primicias de entre los siervos de Dios. NO son las primicias de entre los que obedecieron el evangelio de Cristo. NO son las primicias de entre la iglesia. SON LAS PRIMICIAS DE ENTRE TODOS LOS HOMBRES. Estos hombres de entre toda la humanidad son recibidos por Dios, de entre TODA LA CREACIÓN como UN SACRIFICIO VIVO para Su servicio y Su gloria.

Luego Santiago 1:18 nos ayuda a identificar con más aplomo a “las primicias”. “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos PRIMICIAS de sus criaturas” (Santiago 1:18). ¿Quiénes son LAS PRIMICIAS de las criaturas de Dios? TODOS AQUELLOS QUE HAN NACIDO POR LA PALABRA DE VERDAD. Los que han nacido por la palabra de verdad son las primicias que Dios acepta. Otra vez el texto es claro. NO son primicias de entre los que han renacido sino que SON PRIMICIAS DE SUS CRIATURAS. Los 144.000 son un grupo selecto, un grupo muy especial, pero no son un grupo especial de entre los salvos sino de entre toda la creación. Los siervos de Dios, TODOS los siervos fieles de Dios, SON PRIMICIAS PARA ÉL. Si usted no ha nacido de nuevo, si no ha nacido del agua y del Espíritu conforme a la enseñanza del evangelio de Cristo en el bautismo en agua para perdón de pecados, usted no puede ser parte de este grupo. Usted queda con el resto de la creación de Dios, con los demás de los hombres que NO son aceptables a Dios. Si quiere ser uno de los 144.000, es decir la multitud de millones literalmente que forman el pueblo de Dios, tiene que nacer de nuevo. Debe hacerlo hoy mismo.

¿Quiénes son los 144.000? Claramente son TODO EL PUEBLO DE DIOS AQUÍ EN LA TIERRA en medio de la lucha contra el diablo, pero seguros de la victoria por medio de nuestro Redentor Cristo Jesús. Por supuesto, no son todos aquellos que han obedecido la verdad sino todos aquellos que son fieles a la verdad que han obedecido. No son todos aquellos que han nacido de agua y del Espíritu sino todos aquellos que también producen el fruto del Espíritu en sus vidas. “Y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.” SON LOS FIELES. ¿PECADORES? Claro que sí, pero son pecadores que se mantienen limpios mediante la sangre del Salvador Jesucristo. Así que si usted piensa tener la victoria en Cristo Jesús que tanto se menciona en EL APOCALIPSIS, debe entender que no le basta ser bautizado para tener vida nueva. No es suficiente recibir el Espíritu Santo cuando obedece el evangelio de Cristo. No la logra sencillamente por ser miembro de la iglesia de Cristo. Todo esto es necesario, pero no es suficiente. Tiene que ser fiel, puro, activo, valiente: primicia para Dios, virgen – espiritualmente hablando, seguidor fiel de Cristo por dondequiera que va, limpio de corazón y de mente. Estos son los 144.000. El pueblo victorioso que canta las alabanzas de su Redentor por la victoria que Él da aun sobre enemigos como las bestias que hicieron guerra contra los cristianos en los días del apóstol Juan.