Pregunta:
Quisiera que me aclarara lo de que el antiguo testamento ya no tiene nada que ver con nosotros.
Respuesta:
No es cierto que el antiguo testamento ya nada tiene que ver con nosotros.
(1) En primer lugar, la ley a la cual hemos muerto por la muerte de Cristo para poder estar unidos a Cristo (Romanos 7:4) NO es todo el antiguo testamento. Esa ley se encuentra revelada y registrada principalmente en los libros de Éxodo, Levítico, Deuteronomio y un poco en Números. Por supuesto, durante la historia de Israel antes de la cruz vivieron ellos bajo esta ley y los libros bíblicos hasta el fin de Malaquías nos revelan ejemplos de la aplicación de la ley.
(2) El Nuevo Testamento enseña claramente que hay beneficios para nosotros encontrados en las enseñanzas y ejemplos del antiguo testamento (Romanos 15:4; 1 Corintios 10:11).
(3) Cristo y los apóstoles en sus enseñanzas usan profecías del antiguo testamento para confirmar que Jesús es el Cristo prometido al que hemos de escuchar ahora. Por esto, Jesús les exhortó a los judíos a escudriñar las escrituras antiguas porque dan testimonio de que venía e identifican cualidades y eventos específicos que confirman que Jesús es El que Dios prometió.
(4) Los escritores inspirados del Nuevo Testamento citan principios espirituales y morales primeramente revelados en el antiguo testamento y los revelan como principios que también son parte del pacto nuevo y aplicable a nosotros.
(5) Jesucristo basó Su enseñanza sobre la esencia del casamiento en el libro de Génesis y lo aplica a TODOS como parte del nuevo pacto (Mateo 19:3-6), aunque con ciertas diferencias de algunos detalles de la ley de Moisés (Mateo 19:7-9).
(6) Cuando el apóstol Pablo le exhortó a Timoteo a persistir en lo que desde la niñez había aprendido, específicamente de “las Sagradas Escrituras” y afirmó el valor de las Escrituras para “el hombre de Dios” y la inspiración de ellas, claramente incluía las del antiguo testamento (2 Timoteo 3:16,17).
(7) Además, Pablo afirma que “la ley es buena, si uno la usa legítimamente” (1 Timoteo 1:8) PERO tomarla como un yugo obligatorio o como el camino para lograr la salvación lo coloca a uno bajo la maldición (Gálatas 3:10-12) y lo hace culpable del adulterio spiritual que encontramos revelado en Romanos 7.