Comer en la iglesia

Pregunta:

¿Es pecado comer en el edificio que literalmente llamamos iglesia, según 1 Corintios 11:17-22?

Respuesta:

La comunión cristiana entre hermanos en Cristo (incluyendo comidas compartidas) es una obra autorizada por Dios y de mucho beneficio para el pueblo de Dios (Hechos 2:42,46).

El edificio físico no es la iglesia sino el lugar en el cual nos reunimos como iglesia (1 Corintios 11:18). Tal vez le interesa saber que el texto griego dice literalmente “os reunís en iglesia”. No en “la” iglesia sino “en iglesia”. Por este motivo los traductores utilizan la expresión “como iglesia” o “como una iglesia”. Algunos equivocadamente llaman “iglesia” al edificio – siguiendo el concepto tradicional de la Iglesia Católica al igual que la mayoría de las Iglesias Evangélicas. Otros cometen el mismo error con la frase “templo”. En ambos casos, son descripciones aplicadas a los cristianos no a un edificio material. Lo único sagrado que tiene el edificio es la iglesia que en él se reúne y la adoración que en él se desarrolla. En otra hora u otro día, el mismo edificio (si es prestado o alquilado por la iglesia para sus reuniones) a veces sirve como casa familiar, restaurante, hotel o lo que sea. Sabemos que tanto en tiempos bíblicos como en la actualidad, era común y sigue igual, que la iglesia se reunía en alguna casa particular. De hecho, no hay evidencia alguna que la iglesia hubiera construido o comprado edificio propio durante el primer siglo.

El error de los cristianos en Corinto en cuanto a las comidas realizadas en el lugar de reunión NO era el ACTO de comer en el estudio SINO la ACTITUD egoísta. Se adelantaban de forma egoísta y menospreciaban “la iglesia de Dios” (1 Corintios 11:22). De esta forma avergonzaban a sus hermanos que nada tenían (1 Corintios 11:22). No pecaron contra el edificio físico sino contra sus hermanos (1 Corintios 11:21,22). Por este motivo, les instruye en 1 Corintios 11:33,34 que deben esperar unos a otros para comer (no la cena del Señor sino la comida fraternal). Y sus instrucciones específicas para aquellos que usaban el pretexto de traer demasiado hambre para esperar a los demás, es que coman en casa antes de salir hacia la reunión para no reunirse para condenación o juicio (1 Corintios 11:34).