Pregunta: ¿Qué dice la Biblia acerca de la predestinación en Romanos 9:22-24?
Respuesta:
#9 La Predestinación
¿A qué está predestinado usted? ¿A la salvación o a la condenación? No hay tema de más importancia que el destino eterno de su alma. Sin embargo, muchas personas, aun muchos religiosos, están jugando con ese destino propio y con el destino de otras almas por no conocer lo que la Biblia enseña sobre el propósito eterno de Dios y la manera en que nosotros podamos participar en las bendiciones que Dios ofrece a la humanidad por su gracia.
Hemos estudiado en Romanos capítulo 9 sobre la manera en que Dios, a través de la historia del mundo, ha venido desarrollando su plan para la salvación del ser humano. Hemos aprendido que la Biblia enseña que Dios, antes de crear al hombre, ya tenía un plan para la bendición de la humanidad y para su propia gloria. Todas las promesas que Dios hizo en tiempos antiguos a Abraham, Isaac, y Jacob, y así a toda la nación de Israel fueron cumplidas no a escala nacional, sino de acuerdo con ese propósito eterno de Dios. Dios en su sola potestad ha predeterminado los límites de la salvación y la condenación. Por ser el Creador de todo lo que existe, el Dios Soberano, no ha consultado con nadie para hacer sus planes, ni debemos dudar de la rectitud de sus caminos. Pues Dios tiene el derecho de salvar a quien quiere y de condenar a quien Él quiere. Puede derramar su misericordia sobre quien Él desea derramarla y puede endurecer el corazón del que El así decida. Tiene el mismo derecho sobre nosotros que el alfarero tiene sobre el barro.
Pero aún en su suprema y absoluta potestad tenemos la seguridad que Dios actúa justamente con nosotros. No hay ninguna injusticia en El. Todas sus decisiones, todos sus planes, toda acción de Dios, incluyendo la de la predestinación, son gobernadas por su Perfecta Justicia. Lo recto o lo justo de alguna acción de Dios no es de debatirlo porque queda entendido que Dios es Justo y todo lo que hace es justo. La criatura no debe pensar en juzgar ni siquiera entender la justicia de Dios, puesto que El es Dios y nosotros Su creación. Si Dios decidió bendecir a Israel y castigar a Faraón en el tiempo de Moisés, nosotros ni ellos no tenemos el derecho de altercar con Dios sobre lo justo de aquello. Puesto que Dios tenía una razón justa por qué tener misericordia de Israel y por qué endurecer y castigar a Faraón. De otra manera no se hubiera actuado así. Así que el punto principal en lo que hemos estudiado es que Dios es perfecto y absolutamente SOBERANO, pero esta potestad de Dios es gobernada por su perfecta y absoluta JUSTICIA. Si Dios salva a uno y condena a otro de acuerdo con su plan eterno y predestinado, hay una razón justa por esta diferencia. No le toca al hombre altercar ni dudar sobre esto.
También hemos aprendido en Romanos 8:28-30 que la maravillosa predestinación de Dios depende de Su anticipado conocimiento. Es decir que lo que Dios determina de antemano en cuanto a nuestra salvación depende de lo que sabe de nosotros de antemano. El predestina a salvación y gloria eterna a los que antes ha conocido como individuos que caben en su plan y voluntad. "Porque a los que antes conoció, también los predestinó" (Romanos 8:29). Así que Dios no simplemente decide que quiere salvar a un individuo y no a otro, sin tomar en cuenta las actitudes de ellos. Es cierto que no nos salva por ser buenos, pero esto no quiere decir que no hay ningún requisito que nosotros personalmente tenemos que llenar para ser incluidos en su plan.
Pero el primer conocimiento que nosotros tenemos de la posibilidad de participar en las bendiciones del Señor es cuando El nos LLAMA. Y este llamamiento es hecho por Dios de acuerdo con lo que ha conocido de nosotros. Dios llama a los que Él ha conocido de antemano y que ha preparado para gloria. Como ya aprendimos en II Tesalonicenses 2:14, Dios nos llama por medio del evangelio. Cuando nosotros respondemos con fe y obedecemos este evangelio recibimos la salvación que Dios ofrece. Así que la predestinación del Señor la hace conforme a nuestra actitud hacia el evangelio, actitud que El ya conoce antes que nazcamos. Pero no por conocerla nos obliga a tener esa actitud de fe. Nos deja completamente libres para escoger entre la obediencia y la desobediencia. Pero cuando Dios conoce de antemano que uno va a tener fe, una fe obediente en su Hijo Jesucristo, ya va preparando esta persona para la gloria. Es de esta persona que Dios quiere tener misericordia.
Pero a los que no responden con fe al llamamiento del evangelio, no quiere El mostrar su misericordia puesto que han rechazado la misma voluntariamente. Y Dios hasta les endurece el corazón más como hizo en el caso de Faraón cuando ese enemigo del pueblo de Dios primeramente endureció su propio corazón. Pero esto sucede UNICAMENTE después de haberles dado la oportunidad de tener fe en la verdad. Así que la Biblia dice en II Tesalonicenses 2:11,12, "Por esto Dios les envía en poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia."
¡Qué peligro corren los que escuchan el llamamiento de Dios en el evangelio y lo rechazan endureciendo su corazón o diciendo que "mañana le obedeceré". Amigos, "si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones." Hoy es el día de la salvación. Si usted quiere participar en las glorias que Dios ha preparado de antemano para los suyos, obedezca la voz del Señor hoy mismo. No trate de inculpar a Dios por su condición espiritual ni por su destino eterno. El solamente predestina y llama de acuerdo con lo que ha conocido de nuestro propio carácter y nuestra fe o incredulidad. Pues Dios ofrece la justificación, la salvación, y la gloria eterna SOLAMENTE POR MEDIO DE UNA FE VIVA. Busque su salvación por otro lado si quiere, pero temprano o tarde, se dará cuenta que Dios ha limitado estrictamente a los que van predestinados para la salvación; son únicamente aquellos a quienes Dios conoció de antemano como creyentes y hacedores de Su evangelio.
La misericordia de Dios en la predestinación se muestra a los llamados y solamente a ellos. En los demás Dios solamente muestra su ira y gran poder. La Biblia dice en Romanos 9:22-24, "¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles." (Romanos 9:22-24).
Los judíos no entendían cómo Dios, después de bendecirlos durante muchos años, ahora les estaba rechazando porque no creían en Jesús. Ahora Pablo les dice que esto ha sido el plan de Dios siempre. Lo que pasa es que Dios les había soportado con mucha paciencia, aunque eran vaso de ira preparados para destrucción debido a su incredulidad y dureza de corazón. Dios siempre tenía en mente tener misericordia solamente a un grupo especial de entre los judíos y además de ellos a un grupo de gentiles. Estos son los LLAMADOS, llamados porque ya fueron conocidos como personas dispuestas a creer en el Señor Jesucristo y a obedecer Su santo evangelio. Por tanto, Dios les había preparado de antemano para gloria y ahora en el evangelio les llama a recibir su bendición. Mientras tanto, aquellos judíos incrédulos se encuentran excluidos de las bendiciones de Dios y objetos de la ira de Dios. Y esto no es nuevo; no es un cambio de planes; no es una novedad la que trae Pablo al enseñar así, puesto que ya estaba en la mente de Dios y ya había sido profetizado en el Antiguo Testamento. Ya hacía tiempo, muchos años que Dios estaba solamente soportando a los judíos incrédulos, desarrollando su plan eterno, esperando el cumplimiento del tiempo para traer al Cristo y con Él la salvación de los llamados y el rechazo público de aquellos incrédulos. Y lo hizo Dios para mostrar su ira contra los unos y su poder destructor, y para mostrar las riquezas de su gloria en los otros dándoles la salvación de sus almas por la gracia y misericordia de Dios.
Así que la predestinación, que enseña la Biblia, lejos de dejar toda la responsabilidad por el destino del hombre en las manos de Dios, deja a Dios el poder de salvar y condenar, pero le deja al hombre la responsabilidad y libertad de responder al llamamiento de Dios en el evangelio de Cristo, decidiendo así su propio destino. El evangelio es poder de Dios para salvación, pero esta salvación depende de los que oyen, pues se hace efectiva únicamente para todos los que creen, sean judíos o sean griegos. ¿Por qué no obedece usted al evangelio que le puede salvar y así asegurar su puesto en la gloria eterna predestinada por Dios para todos los Suyos?